lunes, 23 de julio de 2012

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA GUERRA EN EL CAUCA


A raíz de un artículo titulado "CÓMO GANAR LA PAZ EN EL CAUCA" que publicó la revista virtual RAZÓN PÚBLICA, la redacción política del periódico El TIEMPO tuvo la gentileza de solicitarme que ampliara mi visión sobre la guerra en ese departamento. Como por razones propias de las limitaciones de espacio en los periódicos impresos y virtuales, algunas de las preguntas y respuestas no fueron publicadas, incluyo aquí los textos completos para quien tenga el interés, el tiempo y la paciencia de darles una mirada. 


  1. ¿Qué explica el levantamiento indígena en el Cauca?

R: No estoy seguro de que calificar lo que está sucediendo en el Cauca como un “levantamiento indígena” sea acertado. Es más bien un momento de “visibilidad nacional” de un proceso de resistencia cultural y territorial que lleva muchas décadas, en el cual sólo se fija el país cuando la violencia de distintos lados se toma el protagonismo. Mientras el proceso se adelanta de manera pacífica, es invisible, lo cual constituye un mensaje muy negativo sobre la eficacia mediática de la acción no violenta.

  1. ¿Hay razones de peso para pensar que los indígenas se han movilizado para favorecer a las Farc o al narcotráfico, como se ha sugerido por parte de algunas voces?

R: Definitivamente los indígenas NO SE HAN MOVILIZADO PARA FAVORECER A LAS FARC O AL NARCONTRÁFICO, sino para exigir que sus territorios no sigan siendo escenarios de guerra, lo cual los convierte en los más directos damnificados de la misma. Eso no quiere decir que las FARC, al igual que los intereses y los actores de la extrema derecha, no intenten infiltrar y capitalizar a su favor la protesta social legítima. O que, como está pasando ahora, no intenten utilizar el episodio del sargento que no disparó en Toribío, para “levantar” a los militares contra el Gobierno de Santos. Eso no sucede solamente en el Cauca sino en todo el país. No quiere decir que algunos sectores indígenas no hayan caído en la tentación de la extrema izquierda como otros han caído en la de la extrema derecha. De allí la importancia de apoyar el afán del movimiento indígena y de las organizaciones que lo representan y lideran, en el sentido de que ni sus comunidades ni sus territorios deben formar parte de la guerra. El artículo 22 de la Constitución dice textualmente que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento. Los indígenas se toman la Constitución más en serio que otros sectores de Colombia y actúan de conformidad… y por eso los tachan de subversivos y los acusan de violar la Constitución.

  1. ¿Por qué el Estado no puede dejarle la seguridad de la zona a los indígenas, cuál es el problema con esto?

R: La mera presencia militar en los territorios indígenas no es garantía de seguridad para las comunidades y eso queda demostrado todos los días. Hace un año, con el pueblo totalmente militarizado, explotó en Toribío una “chiva bomba” que destruyó una cantidad de edificaciones y que dejó a muchas familias sin vivienda y sin trabajo. El enfrentamiento armado entre las fuerzas del Estado y los grupos por fuera de la ley es diario y la población civil está atrapada en la mitad. Aquí no se trata de “dejarle la seguridad de la zona a los indígenas”, sino de reconocer, en primer lugar, que la seguridad no es un tema solamente de armas, sino una condición integral de la existencia que incluye, entre otros factores, el respeto a la Constitución, la eficacia de la gobernabilidad y la identidad con el territorio del cual un grupo humano forma parte. El Estado nacional y las autoridades indígenas, que de acuerdo con la Constitución son Estado en las Entidades Territoriales correspondientes, están en condiciones de concertar cuál es la manera más respetuosa y por ende más eficaz de “administrar la seguridad” al interior de los territorios indígenas y en los alrededores de los mismos. La organización indígena no solamente ha expresado su decisión de expulsar de su territorio a grupos armados ilegales y a narcotraficantes, sino que muchas veces ha actuado con eficacia en esa dirección. Lo que pasa es que si no cuentan con el apoyo sino con la hostilidad del Estado y de la sociedad nacional, esa tarea se vuelve doblemente difícil.

  1. ¿Por qué pasa esto en el Cauca y no en otros lugares del país?

R: Los procesos organizativos de la comunidad nasa del Cauca han alcanzado unos niveles de madurez que no tienen otras comunidades étnicas del país. Ojalá existieran procesos organizativos similares en otros lugares de Colombia, incluso en zonas urbanas. Juanita León, en su libro “No somos machos pero somos muchos”, analiza varios procesos de resistencia civil en Colombia, entre ellos la tentativa de Antanas Mockus de generar un tejido social proactivo y eficaz en Bogotá y las razones por lo cual ese propósito no prosperó. En la mayoría del país, donde no existe una resistencia civil no violenta, y con capacidad de producir resultados, es indispensable la presencia de las Fuerzas Militares, de la Policía y de los organismos de seguridad del Estado haciendo uso del monopolio de la fuerza de manera responsable y controlada. 

  1. ¿Por qué el Estado y los indígenas del Cauca no han logrado entenderse en las últimas décadas?

R: Se han entendido muchas veces, con resultados satisfactorios. Lo que pasa es que, como sucede con la gestión del riesgo y con el trabajo de la mamá en la casa, cuando es eficaz y no hay desastres, entonces es invisible. Solamente se nota cuando falta o fracasa. En el Cauca hay una enorme riqueza de experiencias en las cuales la acción concertada entre instituciones del Estado y las organizaciones étnicas, campesinas y comunitarias en general, ha conducido a resultados muy exitosos. Pero como que ni en el Cauca ni en el país se aprende de esos éxitos, sino que se actúa en dirección contraria. Las concepciones del mundo y las lógicas con que actúan los indígenas frente a los territorios de los cuales forman parte, no suelen coincidir con la manera de entender el mundo y de actuar las instituciones estatales, el sector privado e incluso la mayoría de las comunidades urbanas del nivel nacional. Cuando la lógica “occidental” se trata de imponer a la fuerza en las comunidades indígenas, necesariamente se producen rupturas. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si a la ANDI o a la Asociación Bancaria intentaran imponerles a la fuerza, en sus terrenos empresariales, la lógica de los pueblos indígenas?


  1. ¿Como salir de este entuerto?

R: Mediante un diálogo real, honesto y horizontal entre autoridades nacionales, autoridades regionales y autoridades indígenas legítimas y representativas, basado en el respeto mutuo, sin imponer y sin satanizar. Los indígenas deben entender las razones que mueven al Gobierno nacional, pero este debe entender que lo que pasa en el Cauca no es un “levantamiento” puntual sino un proceso de resistencia de lleva más de cinco siglos en el que lo que está en juego es nada menos que la posibilidad de unas comunidades étnicas de seguir existiendo. En las últimas tres décadas la estrategia de ese proceso ha sido la resistencia civil mediante la acción no violenta. El Estado nacional debe propiciar todas las condiciones necesarias para demostrar que la acción sin violencia es eficaz. Evitar que los conflictos con la población civil  lleguen a extremos en los cuales la violencia se vuelve inevitable.

Recordemos por último las palabras de Borges: “El diálogo tiene que ser una investigación y poco importa que la verdad salga de boca de uno o de boca de otro. Yo he tratado de pensar, al conversar, que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de qué boca, o de qué rostro, o desde qué nombre, es lo de menos.”

EL TEXTO EN EL TIEMPO

De Alonso Sánchez Baute en El Heraldo

"Proyecto NASA: la construcción del Plan de Vida de un pueblo que sueña" - Libro completo en pdf

1 comentario:

anlly J dijo...

estoy deacuerdo con todas las respues tas ya que es indignante lo que les esta pasando a los indigenas por parte del gobierno y las farc que solo quieren sus territorios