¡GRITAR
QUE NO!
Gustavo Wilches - Chaux
Popayán, Septiembre 11 de 1987
Un
minuto
de silencio
para
que podamos oler
el
sabor ocre
de la guerra
¡Mejor no!
¡Mejor no más
minutos
de
silencio
por los muertos!
No más horas de
silencio
No más meses de
silencio:
De ahora en adelante
por cada muerto
un grito
que le
desgarre los oídos
a la muerte.
Mucho más acá
de donde alcanza
-
sin empinarse -
la mirada
está la guerra.
La podemos tocar
con las yemas
heridas
de los dedos.
La podemos asir
con la visión
de un pájaro
que lucha
contra su propio reflejo
en la ventana.
Esos hombres
de verde
Esos hombres vestidos
de ramas
y hojas secas
Esos hombres
que se cuelgan del pecho
de un fusil
o de una metralleta
Esos hombres que
viajan
en un camión
sin conversar
de pie
o sentados
Con
las piernas
Colgando
y
la mirada ausente
ausente y larga
Esos hombres
van para la guerra
o vienen de la
guerra
y miran así porque
han visto
la guerra
(y una casa los espera)
El sudor frío
ha derretido
la forma curva
de mis dedos
en el duro metal
que día a día
ha ido perdiendo el color
negro
Aguanto la respiración
y oigo crepitar
la luz de
las estrellas
al chocar contra las hojas
de los árboles
Aguanto
el pensamiento
y siento correr
mi sangre
por el riachuelo
al fondo
de la loma
Un viento súbito
sacude la rama
en donde velo:
acerco el índice
al gatillo
de la ametralladora
pero el viento da media
vuelta
y se pierde
en la maleza
Miro hacia arriba:
por entre los huecos
del
techo
de la selva
veo fosforecer
la Vía Láctea
Miro hacia abajo:
(Me aferro a la rama
con las
piernas
y al arma negra
con el alma)
A 30
a 40 metros
puntos incandescentes
repiten
en un rojo sordo
sobre el círculo de un metro
de una hoguera
apagada
el pedazo
de Vía Láctea
Adivino
unos cuerpos
de hombre y de mujer
que sueñan
sobre el suelo
mojado
o en sacos de dormir
o sobre ruanas
desplegadas
Adivino la pareja
que ha hecho
el amor
separados del grupo
por la negrura
de la noche oscura
Se habrán besado
en silencio
se habrán acariciado
lenta,
sigilosamente,
sin quitarse la ropa
sin moverse
sin descuidar
un solo instante
las armas
que a su
lado
esperan...
Miro hacia atrás:
en otro árbol
a la altura de mi rama
un punto rojo
inmóvil
que respira:
un cigarrillo
un centinela...
Las lechuzas
las ranas
y los grillos
son las formas
sonoras
del silencio.
En un par de horas
antes de que el sol despierte
debemos atravesar
esa cañada
con quince hombres
dos suboficiales
El comandante nos ordenará
disparar
desde estas ramas
en donde estamos emboscados
Y antes de que alcancemos
a saber
desde dónde
nos llueven
esas ráfagas
y antes de que alcancemos
a saber
cuántos compañeros
han caído
y antes de que alcancemos
a
ponernos a cubierto
a contestar el fuego
Yo
desde estas ramas
en las que he pasado dos noches
sin
moverme
Desde estas ramas
que me dejan descubierta
la Vía Láctea
Desde estas ramas
donde espero
habré disparado
veinte ráfagas
y con la primera
habré caído Yo
Yo
que caminaba cincuenta
pasos adelante
desmontando la
trocha
Y no habré alcanzado a cubrirme
a devolver el fuego...
Y el suboficial que quedó
vivo
va a dar orden de que saquen mi cadáver
para enterrarlo con honores militares
envuelto
en la bandera
Y el comandante
va a dar orden
de que saquen mi cadáver
para enterrarlo
con honores guerrilleros
envuelto
en la montaña.
La guerra se nos entra
por las mañanas
muy de mañana
por el radio:
Muertos en Afganistán
Muertos en el Líbano
Muertos en El Salvador
Muertos en Antioquia
Muertos en el Meta
Muertos en el Caquetá
Muertos en el Valle
Muertos en el Cauca
Muertos asesinados
en todos los rincones de Colombia
Muertos
Muertos
Muertos:
soldados
muertos
guerrilleros
muertos
liberales
muertos
conservadores
muertos
comunistas
muertos
socialistas
muertos
médicos
muertos
profesores
muertos
estudiantes
muertos
campesinos
muertos
jueces
muertos
indios
muertos
policías
muertos
transeúntes
muertos
celadores
muertos
curas
muertos
niños
muertos
alcaldes
muertos
funcionarios
muertos
empresarios
muertos
periodistas
muertos
bosques
muertos
ríos
muertos
suelos
muertos
cielos
muertos
Muertos
hasta los mismos muertos.
Muertos con rostro
Muertos con nombre
Muertos con familia
Muertos con historia
Muertos con futuro muerto
Muertos mal contados
en el monte
Muertos urbanos
cubiertos con sábanas
de sangre
sobre el asfalto
mojado
Muertos que siguen
viviendo
y muertos que se quedan
para siempre
muertos.
El interior del cañón
es estriado
y brillante
El lugar es estrecho
peligrosamente estrecho
(un revólver habitable)
pero a su manera
cómodo,
herméticamente cómodo,
peligrosamente cómodo,
como la matriz
de una gran madre
metálica y pesada
El visor de la mira es
nítido
y preciso:
el enemigo
se ve mucho mejor
por el visor
como la
realidad
se ve
mucho mejor
por los
espejos
Por el visor de la mira
en el centro de una cruz
(un blanco)
y por el periscopio
veo tabletear
una ametralladora
pesada
desde una casa
en un claro
de la loma
Hundo el pedal:
el proyectil avanza
m u y
d e s p a c i o
mientras
la recámara
del cañón
r e t r o c e d e
l - e - n - t - a - m - e - n - t - e
El sonido del
disparo
camina
d e s p a c i t o
va
saltando
titubeando
de
molécula en molécula
del
aire
como quien
atraviesa
un
río
caudaloso
saltando entre las
piedras
Las balas de la ametralladora
siguen saliendo
una por una
(pasitico)
de la casa
Se
cruzan con el proyectil
por
el camino
y se saludan
El
proyectil
llega
a la casa
toca su
punta
la
cáscara de adobe
y se
hunde
con cuidado
entre la tapia
formando un corona de repello
¡Con
cuidado!
¡Nos dieron!
¡Mi teniente
- grita el Cabo-
les dimos en la
jeta!
Pero yo no le oigo
Cabo
Yo no le oigo
porque el ruido
del disparo
que venía despacitico
y el ruido de la
ametralladora
y el ruido de la
casa
saltando
por el aire
y el ruido
de las astillas y
las cañas
y las esquirlas
que se me clavan
en el cuerpo
y el ruido del
ventilador
sacando el humo
de las tripas
del tanque
y el ruido del
corazón
pateándome las sienes
y el ruido de mi
mano
metiendo el proyectil
en la recámara
y el ruido
de la sangre
brotándome a
borbotones
de la cara
y el ruido del
percutor
golpeando
el fulminante
y el ruido del
proyectil
recorriendo el
cañón
como
un expreso
y el ruido del
proyectil
cortando el viento
y el ruido de los
hombres
destrozados
y el ruido de mis
hijos
jugando en el recreo
y el ruido
de las cornetas
y las marchas
el día del juramento
de bandera
y el ruido del
viento
sacudiendo la
bandera
Cabo
y el ruido de las
mujeres
envolviendo mi
ataúd
en la
bandera
y
el ruido
del primer átomo
pariendo
el Universo
Todos esos ruidos
me llegan al tiempo
a los oídos
Cabo
y no me dejan oírle
su madrazo
Cabo
¿A vos?
¿ Por qué a vos?
Por qué a vos
ese papel
con letras recortadas
y pegadas
armando una amenaza
(que vos sos el próximo)
Por qué a vos
esa voz
en el teléfono
esa voz
que te llama
y que te cuelga
Por qué a vos
que sólo atinás a
decir
“¿Si me van a colgar
por qué me cuelgan...?”
Por qué a vos
que simplemente querés estar vivo
sin dártelas de
vivo
que no querés esta
guerra
ni ninguna guerra
a excepción
de nuestra guerra
contra toda guerra
Obviamente
el primer muerto
es más difícil
pero uno se acostumbra
como a todo...
Lo peor de este
negocio
es la espera
la inacción
y - pese a todo -
lo mal pago
Hasta que llega:
ese es
el de la sudadera
el de la chompa blanca
el del sombrero
el del bluyín
el del Mercedes
el de cualquier atuendo
el de la foto que nos dieron
en el sitio que dijeron
Prenda la moto
compa
acérquese despacio
que no surjan sospechas
que cuando se dé cuenta
ya esté muerto
Y acelere
que esta noche
por el radio
vamos a saber a
quién matamos.
Yo recorro cada
poro
de
tu cuerpo
con mis poros
con
las yemas heridas
de mis dedos
Me desnudo de piel
Me desnudo de
músculos
de vísceras
de huesos
Me desnudo
de sangre
y de cerebro
Me disuelvo
en mi sudor
salobre
Me disuelvo
en la esperma
en donde laten
mil hijos
potenciales
Me impregno
en tu piel
hecha de noches
Y desde tí me asomo
a desafiar
la
muerte
Desde ese caldo primigenio
en que nació la Vida
caldo de semen de Dios
y de sudor de estrellas
Desde el océano primordial
donde surgió la primera molécula
de Vida
y que hoy navego
en
tu cuerpo
a la deriva
Desde nuestro lecho
Desde
nuestros cuerpos
Desde
donde seamos visceralmente
conscientes
de
estar vivos
(y estemos dispuestos a asumir el
precio)
Desde
donde
podamos hacerle el amor
al Amor
a la Verdad
a la Luz
a la Existencia
(Y aunque
la guerra
se nos entre
por las llagas
abiertas)
Desde allí le podemos
le debemos
le queremos
Gritar que NO
que YA NO MAS
que definitivamente
¡NO A LA MUERTE!
¡NO A LA GUERRA!
Popayán, Septiembre 11 de 1987
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